Un Camino no Transitado

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Luis Hernández no nació con una cámara en sus manos, pero su enfoque hacia la cinematografía está impulsado por una curiosidad instintiva sobre el mundo, y las personas que lo rodean. Este documentalista- narrador ha viajado de Little Rock a Rumania y de regreso, llevando consigo una perspectiva única arraigada en la experiencia.
Creciendo en la capital de Arkansas, Hernández tuvo una experiencia culturalmente rica, aunque bastante típica. El menor de cuatro hermanos, Luis nació en Arkansas; sus padres y sus dos hermanos mayores emigraron desde México a principios de los años 90 por la carrera de su papá como joyero.
“Vengo de una familia de artistas. Todos mis hermanos hacen arte,” afirma. Mi papá viene de una familia de joyeros, todos sus hermanos se dedican a la joyería, muchos de mis primos también. Por ese lado de mi familia son muy artísticos, así que siempre he estado rodeado de eso”.
A su papá también le gustaba grabar videos caseros. Esa fue la primera exposición de Luis al cine: ver y volver a ver grabaciones caseras de la vida familiar -muchas de ellas hechas antes de que él naciera- despertó su imaginación.
“Por alguna razón, eso realmente me llegó”, admite Luis.
Con el tiempo, ahorró el dinero de su cumpleaños para comprarse su propia cámara y empezó a filmar sus propias películas caseras. Inspirándose en grabaciones de patinaje, continuó desarrollando su visión creativa y, ya en la preparatoria, realizaba cortometrajes con sus amigos.
Cuando se graduó de Catholic High, ir a la universidad se sintió como una formalidad. Luis comenzó con la carrera de terapia física, en la Universidad de Arkansas Central (UCA, por sus siglas en inglés), pero después de un año decidió estudiar cine, y allí descubrió su verdadera pasión
“Una vez que empecé a tomar clases de arte y cine, fue cuando dije, OK, aquí es donde está la pasión”, comenta. “UCA es genial porque es una escuela que te proporciona recursos y te permite desarrollar tus talentos… Si vas allí y te das cuenta, ‘tengo acceso a equipo, tengo acceso a personas’, puedes lograrlo”.
Desde que terminó la universidad, Luis ha escrito, dirigido, actuado o trabajado de alguna otra forma en varios cortometrajes y largometrajes, tanto en Arkansas como en otros lugares. “Luis”, un autorretrato en forma de cortometraje, explora sus sentimientos en torno a la perspectiva de su visión creativa. “Los Vagos” cuenta la historia de otro cineasta, un documentalista que busca un significado mientras captura la vida en Little Rock.
“Quiero generar una sensación cuando la gente vea algo; quiero crear algo que sea interesante, de modo que cuando te vayas, pienses: ‘bueno, eso fue confuso, pero ahora me siento triste’, o sientes algo que no necesariamente comprendes, pero que de alguna manera te dejo algo,” dice Luis.
En julio, Luis reservó el teatro Ron Robinson para proyectar “Pigeon Tongue”, una película que escribió y dirigió junto a su compañero de UCA, Tim Morrison. Financió la producción en Rumania y la proyección de la película con sus propios recursos, buscando patrocinadores que lo ayudaron a cubrir el costo del lugar. Planea mudarse a México en los próximos meses, donde piensa dedicarse de tiempo completo a su arte, un camino que, según dice, espera poder ayudar a otros a seguir en el futuro.
“No tienes que conocer sobre cine. No tienes que saber los nombres de los directores”, dice él. “Todo nace de tu propia experiencia, de tu propia vida, de la forma en que ves al mundo.”

