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Abrir una empresa debe ser cosa de mujeres.

“Cuando a las mujeres les va bien en los negocios le va bien a la familia y a la comunidad”, dice Esperanza Massana-Crane, Directora de la División de Iniciativas para Empresas de Minorías y Mujeres, de la Comisión de Desarrollo Económico de Arkansas (AEDC por sus siglas en inglés).

La organización dirigida por Massana-Crane ayuda a que se desarrolle una empresa propiedad de mujeres, personas de grupos minoritarios y veteranos de guerra con alguna discapacidad. “Guiamos a las personas a las entidades adecuadas”, dice Massana. “Somos un conector”.

Entre sus funciones está certificar ante el estado que los propietarios de las empresas son miembros de los tres grupos mencionados. Esto les ayuda a conseguir contratos con el estado y solicitar programas de préstamo.

Otros servicios son llevar estadísticas y hacer conexiones con servicios y empresas.

Los obstáculos que enfrentan las mujeres y personas de minorías son especialmente grandes. Massana-Crane dice que “el acceso a capital siempre es lo más difícil”. Otros problemas son la complejidad del sistema legal estadounidense para los nuevos empresarios.

Asimismo, “hay muchas organizaciones que hacen cosas buenas, pero es saturado y no se sabe dónde empezar, cómo obtener información adecuada y con las entidades adecuadas y para los hispanos encima de todo esta la parte del idioma que es la parte complicada y es intimidante”, dice Massana-Crane.

Para que una pequeña empresa crezca tienen que encontrar un nicho, hacer estudios y planes de mercadeo, estructurar el negocio, desarrollar la implementación de la idea, dice. “Muchas organizaciones de ayuda hacen cosas buenas pero las personas que empiezan tienen que quitarse el miedo de acercarse a ellas”, dice Massana-Crane enfatizando que “es importante el asesoramiento correcto”.

¿Cómo empezar?

Primero, tenga una fuente de ingreso segura y empiece poquito a poco creando un negocio paralelo, recomienda Massana-Crane.

“Por lo general las mujeres tienen ese negocio al lado porque deben tener una fuente de ingreso”, dijo.

Ella recomienda acercarse a organizaciones de ayuda, como el Centro de Tecnología y Desarrollo para Pequeñas Empresas de Arkansas (SBTDC por sus siglas en inglés). Estas ofrecen servicios financieros a comunidades de bajo ingreso y pueden dar préstamos pequeños, lista de recursos y entrenamiento.

Asimismo, podría ser necesario encontrar profesionales que ayuden con los requisitos del Departamento de Salud, cuestiones relacionadas con impuestos y determinar los límites de gastos de operaciones.

Massana-Crane destaca que el apoyo familiar es muy profundo en la comunidad latina y eso ayuda moralmente.

Massana-Crane, nativa de El Salvador, llegó a Arkansas en 1998 a estudiar mercadeo y comercio internacional en la Universidad Harding con ayuda de una beca Walton. Actualmente está casada y tiene un niño de dos años llamado Sebastian Crane.

Ella cree en la importancia de promover los negocios de minoría y mujeres. Massana tuvo como madre a una mujer que sacó adelante a tres hijos.

Asimismo, el éxito de los negocios creados por grupos minoritarios ayuda a revitalizar las comunidades marginadas. “Si ellas crecen, van a crecer las familias y los hijos. Ayuda a quebrar ciclos de pobreza”, dijo Massana-Crane, “el desarrollo del comercio es como crecen las ciudades. Debemos tener la visión de querer crecer”.

“Hay oportunidades en Arkansas, acérquese a personas que usted admira, un amigo, un mentor. Crear un círculo de mentores es muy importante”, dijo.